Soy un emprendedor en serie. No entiendo la vida, y menos la profesional, sin innovación. Y si es disruptiva, mejor todavía. A los 22 años fundé mi primera empresa en el entonces incipiente mundo del software que, años más tarde y tras una exitosa trayectoria, vendí a una multinacional alemana. Solo tres años después, en 2003, me sumergí en el casi inexplorado campo del big data y creé otra empresa que, una década más tarde, fue adquirida por otra multinacional, esta vez estadounidense, concretamente del Silicon Valley.
A los 53 años, peinando ya algunas canas, resolví que mi próximo emprendimiento tenía que tener impacto social, que tenía que estar enfocado a ayudar a gente con necesidad. Investigando situaciones que requirieran de una solución, conocí de cerca el problema de los migrantes africanos. Mujeres y hombres que llegan al llamado primer mundo para trabajar y ayudar a los familiares que dejaron atrás en sus países de origen y que para el envío del dinero deben afrontar unas comisiones de un 10% de media en los operadores establecidos. Así nació Baluwo, un nombre en mandinga que lo dice todo: cosas básicas para sobrevivir. Nuestra compañía brinda a los migrantes africanos que viven en Europa y Estados Unidos la posibilidad de abastecer aquellos productos y servicios esenciales a sus familiares que permanecen en su país de origen. En lugar de mandarles dinero (cash-to-cash), hemos desarrollado un modelo que consiste en el intercambio de dinero por productos o servicios (cash-to-goods) que son recibidos directamente en África. Desde comprar comida al pago por la conexión eléctrica, pasando por la recarga del móvil o la adquisición de material de construcción, entre otros.
Con más de 150.000 transacciones mensuales, nos esforzamos cada día para hacer honor a nuestro lema: Connecting African Families. Estamos ya presentes en 14 países africanos, en los que nuestros equipos se encargan de establecer los acuerdos con los comercios locales y entregan a las familias lo que se ha comprado con ellos. Y trabajamos con ilusión y empeño para seguir creciendo, tanto en número de países en los que operamos como en los servicios que prestamos y productos que ofrecemos.
Baluwo es también una gran familia. Vivamos aquí, allá o acullá, estamos unidos por fuertes vínculos, aprendemos cada día los unos de los otros y, por encima de todo, nos sentimos íntimamente comprometidos con el proyecto y con el reto que tenemos por delante: aportar nuestro grano de arena para hacer de este mundo un lugar mejor.
En este sentido, una de las iniciativas más genuinas de Baluwo es Helping Africa, a través de la que intentamos aportar comida, electricidad y material de construcción a orfanatos y colegios de niños desfavorecidos de África (https://baluwo.com/helpingafrica). Una pequeña ayuda que puede cambiar vidas.
Sabemos que la tarea es ardua, pero no por eso cejamos en el empeño. Nos mueven la ilusión, la confianza y la esperanza.